Campañas electorales: el riesgo de centrar todo en las redes sociales
- Flavio Patricio Aranda
- 12 mar
- 3 Min. de lectura
Las elecciones han puesto en marcha una intensa maquinaria de difusión de mensajes políticos. Sin embargo, surge una preocupación evidente: muchos candidatos han centrado sus estrategias de comunicación casi exclusivamente en internet, dejando de lado a un sector importante de la población. Las elecciones se ganan con votos, y esos votos están en todos lados, no solo en las redes sociales.

Las elecciones provinciales del próximo 13 de abril han puesto en marcha una intensa maquinaria de difusión de mensajes políticos. Sin embargo, en medio de esta vorágine, surge una preocupación evidente: muchos candidatos han centrado sus estrategias de comunicación casi exclusivamente en redes sociales como Instagram y Facebook, e incluso en WhatsApp, dejando de lado a un sector importante de la población que no consume estos medios.
Este enfoque, aunque efectivo para llegar a audiencias jóvenes y digitalmente conectadas, excluye a quienes no tienen acceso a internet o prefieren informarse a través de canales tradicionales, como la radio y la televisión.
En la era digital, existe una tendencia a creer que las redes sociales son el único medio válido para comunicar. Funcionarios y candidatos han naturalizado la difusión de actos de gobierno o avisos de interés público a través de Instagram o "estados de WhatsApp", como si toda la población tuviera un teléfono inteligente, el contacto de un político o funcionario en su agenda, usara estas plataformas y tuviera el tiempo o la disposición para consumirlas. Esta suposición es un error grave, especialmente en un contexto donde no todos tienen acceso a la tecnología o las habilidades necesarias para navegar en el mundo digital.
Uno de los grupos más afectados por esta tendencia es el de las personas mayores de 60 años, un segmento electoral que sigue siendo crucial. Incluso, es quizás incorrecto pensar en que son solo los mayores de 60. Aunque la obligatoriedad del voto cesa a los 70 años, este grupo tiene derecho a elegir hasta el final de sus días y, sin embargo, no está siendo debidamente considerado en las estrategias de comunicación actuales.
Los "más 40" son, precisamente, los que más consumen radio y televisión. Estos medios, lejos de haber perdido relevancia, siguen siendo una fuente confiable de información para millones de personas. Sin embargo, muchos candidatos, especialmente los más jóvenes, subestiman su impacto y descuidan su presencia en ellos. Esto no solo limita su alcance, sino que también puede costarles votos decisivos en elecciones reñidas.
De hecho, hay casos concretos en la región que lo demuestran: concejales que han logrado ocupar una banca gracias a su alto nivel de conocimiento mediático por trabajar en televisión local. Por su parte, una ex candidata a intendente que ha perdido una reciente elección reñida y en su etapa final de campaña no pisó un estudio de radio ni de TV local. Estos ejemplos, que no requieren mirar más allá de ciudades como Granadero Baigorria o Capitán Bermúdez, son una prueba de que los medios tradicionales siguen siendo una herramienta poderosa para construir reconocimiento y confianza entre los votantes.
En pos de fortalecer la pluralidad de voces y hacer campañas más democráticas, es fundamental que los responsables de la comunicación política y los propios candidatos trabajen para llegar a toda la población, no solo a quienes están en redes sociales. Las personas mayores, así como aquellas sin acceso a internet, también votan y merecen estar informadas.
Como bien señaló el académico estadounidense Henry Jenkins, los nuevos medios no reemplazan a los antiguos, sino que coexisten con ellos. La palabra impresa no mató a la palabra hablada, el cine no mató al teatro, y la internet no mató a la radio ni a la televisión. Cada medio tiene su función y su público, y es tarea de los candidatos entender esta dinámica para diseñar estrategias de comunicación integrales.
En un mundo donde la información fluye a través de múltiples canales, las campañas electorales no pueden permitirse el lujo de ignorar a ningún segmento de la población. La clave está en encontrar un equilibrio entre lo digital y lo tradicional, entre lo nuevo y "lo antiguo".
Solo así se podrá garantizar que todos los votantes, independientemente de su edad o acceso a la tecnología, tengan la oportunidad de conocer todas las propuestas y tomar decisiones estando bien informados. Las elecciones se ganan con votos, y esos votos están en todos lados, no solo en las redes sociales.
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