Gasistas autoconvocados protestan contra Litoral Gas por demoras y destrato: “Nos dejan mal parados ante el cliente”
- Flavio Patricio Aranda

- 25 jul
- 3 Min. de lectura
La Asociación de Gasistas Autoconvocados de Rosario y Alrededores (AGARA) realizó una protesta esta semana denunciando graves demoras en los trámites ante la empresa distribuidora. “Los reclamos no son solo por nosotros: el mayor perjudicado es el vecino que espera calefacción o agua caliente”, señaló su presidente, Gonzalo Palacios, en Recuerdos FM 91.1.

La Asociación de Gasistas Autoconvocados de Rosario y Alrededores (AGARA) encabezó esta semana una protesta frente a las oficinas de Litoral Gas en Rosario, en reclamo por demoras excesivas en los trámites administrativos, dificultades con la digitalización del sistema y una falta de empatía por parte de la empresa que —según afirman— perjudica tanto a trabajadores como a los usuarios del servicio.
En diálogo con Recuerdos FM 91.1, Gonzalo Palacios, presidente de AGARA, describió un escenario crítico: “Tenemos demoras de hasta 30 días en trámites que antes se resolvían en el momento. En la última semana, después de las protestas, hubo algunas mejoras repentinas, pero no constantes. Un día bajan a 5 días, al siguiente vuelven a ser 25. No hay criterios claros, y eso genera incertidumbre y pérdida de tiempo”.
Según explicó, una de las principales problemáticas radica en la falta de formación y acompañamiento para implementar los nuevos sistemas digitales: “El gasista es un oficial, no un técnico en informática. Antes hacíamos los planos a mano, hoy nos exigen Autocad sin brindar capacitaciones adecuadas. Dieron dos charlas en un hotel y subieron tutoriales a YouTube. Ese fue todo el apoyo”.
Palacios agregó que, ante cada rechazo de trámite, “hay que volver a empezar de cero, como si uno saliera del supermercado y tuviera que rehacer la cola por haber elegido mal un producto. Y esto, en un contexto donde los tiempos apremian y los clientes dependen del gas para cosas básicas como bañarse o cocinar”.
El problema impacta directamente en los usuarios. “Somos nosotros los que damos la cara. El vecino espera la conexión o la rehabilitación del servicio, y no entiende por qué tarda tanto. El gasista queda mal parado, cuando en realidad es la empresa la que no responde en tiempo y forma”, señaló.
El titular de AGARA también cuestionó la veracidad de las recientes respuestas de Litoral Gas tras la protesta. “Dijeron públicamente que los trámites demoran entre 4 y 5 días, pero es falso. Tenemos todas las pruebas: el trámite más rápido que hicimos tardó 6 días, y eso sin modificaciones. En la mayoría de los casos, los plazos son mucho más extensos”.
Otro punto crítico, según Palacios, es que “los planos modelo que la empresa ofrece como guía en su web están mal hechos. Hay errores que confunden a los trabajadores y generan aún más rechazo en los trámites. Además, no existe un canal directo para recibir correcciones o aclaraciones humanas: todo está automatizado, y las respuestas las da una inteligencia artificial que no interpreta contextos ni excepciones”.
La asociación denunció también la falta de canales efectivos de comunicación y de instancias formales de capacitación. “Hemos pedido folletería, cursos, materiales. Nunca nos respondieron. Nosotros tenemos todo en regla, trabajamos legalmente, y aun así no nos dan respuestas claras”, indicó.
Respecto al impacto general del conflicto, Palacios aclaró: “Este reclamo no es solo por los socios de AGARA, sino por todos los gasistas de Rosario y alrededores. Si logramos una solución, será para todos. Y, sobre todo, para el vecino que hoy no tiene gas por trámites que podrían resolverse con un clic”.
Finalmente, informó que la semana próxima tendrán una nueva reunión con representantes de Litoral Gas, en la que presentarán un informe detallado con fechas de recepción y respuesta de cada trámite. “Queremos algo tan básico como que se nos conteste en tiempo y forma. Todos nos podemos equivocar, pero necesitamos saber si podemos seguir o no con el trabajo”, concluyó.
La protesta puso en evidencia un cuello de botella en el sistema administrativo que, pese a contar con herramientas tecnológicas, no resuelve con eficiencia las necesidades de miles de trabajadores y usuarios.









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