De la cripto a las valijas: los tres escándalos que marcaron el 2025

Opinión por Mg. Gonzalo Macco, presidente del Instituto de Gestión Pública del Colegio de Abogados de Rosario y miembro de la Asociación Argentina de Estudios de Administración Pública (AAEAP).

La corrupción en la Argentina vuelve a repetirse como una serie conocida: cambian los actores, pero las lógicas permanecen. Este año, tres episodios pusieron al gobierno de Milei bajo la lupa y dejaron al descubierto la mezcla de viejas mañas y nuevas trampas.

El primero fue la estafa con la criptomoneda $LIBRA. Bastaron unos tuits del Presidente para disparar una burbuja que terminó en desastre: pequeños inversores perdieron millones y demandas internacionales presionan por responsabilidades. El segundo golpe vino con las valijas de Aeroparque. Diez equipajes bajados de un jet privado esquivaron controles con ayuda de personal de Aduana: las cámaras lo mostraron todo. El tercer escándalo fue casi un clásico: sobornos en la compra de medicamentos de Andis. Audios filtrados revelaron un esquema de coimas que salpicó al círculo íntimo presidencial y afectó recursos destinados a personas con discapacidad.

Hay que decirlo con claridad: esto no es un fenómeno exclusivo del gobierno actual. Argentina arrastra una estructura donde la captura de controles, las redes de retornos y la tolerancia social permiten que la corrupción sobreviva a los cambios de gestión. No es solo “la culpa de tal presidente”: es un patrón que se instala, se adapta y resurge. Esa es la razón por la que, aunque cambiemos nombres en los titulares, el diagnóstico suele repetirse.

Como recuerda Manuel Villoria, la corrupción se vuelve rutina cuando las instituciones no corrigen incentivos. Dahlström y Lapuente señalan que sin un equilibrio entre políticos y burócratas, el Estado queda vulnerable a colonizaciones partidarias. Joaquim Bosch añade otra advertencia: la tolerancia social contribuye a normalizar la trampa. Si queremos romper la repetición, no alcanza con incendiar titulares: hace falta blindar controles, profesionalizar la administración y construir una ciudadanía que no se conforme con indignaciones pasajeras.

La lección práctica es simple y dura: corregir reformas puntuales no alcanza. Si la sociedad y las instituciones no atacan el sustrato —las rutinas, las redes y la impunidad cotidiana—, los escándalos de 2025 serán recordados como capítulos de algo que sigue reproduciéndose.

Mg. Gonzalo Macco

Presidente del Instituto de Gestión Pública del Colegio de Abogados de Rosario

Miembro de la Asociación Argentina de Estudios de Administración Pública (AAEAP).